viernes, 28 de junio de 2013

Hoy es uno de esos días,
en los que no quieres ser persona
cuando tus obligaciones son despedidas,
de nada sirven diamantes y coronas,
hoy, te das cuenta del mundo
donde de nada sirve un quiero
si no tienes un puedo,
y la empatía, el mayor de los infiernos.
Este, que es un lugar de lobos,
y el mejor el más egoísta
pues lo importante no es el como
de nada sirven canciones derrotistas,
miedos y rencores se suman,
no existe el verbo merecer
si brindarán cuando te destruyan,
pese a firmar ver con ellos, el último amanecer.
Hoy, nada de eso importa,
hoy solo estas tu y el sol de luna
y cuida del dolor al que das forma,
que lo morderán cuando lo descubran,
avanza y no te eches atrás,
disfruta de tu alma y ríe
pues te abandonará
cuando no puedas fallar a nadie,
porque cuando lo hagas, te harán daño,
y la memoria la peor de las condenas,
contra la vida, la mejor de las cadenas,
te hará ver que nada es como antaño,
en este teatro de excusas,
de fieras y falsos
pues el bien cabo su tumba
por no defenderse de esas manos.
¿ Y yo ?
Alerta bajo el viento de poniente,
yo sigo buscando mis quimeras,
mis pasiones y rarezas
siempre por encima del horizonte,
porque a mi me enseñaron,
a vivir sin rencores,
por muchas veces que me derrotaron,
tratar siempre con la mejor de las intenciones,
a sentir como respirar es fluir,
hacerme viejo, el mayor de mis deseos,
notar tu fina lluvia carmesí,
y a saber que la vida, es solo un paseo.
Hoy no estoy bien pero sonrío,
porque se, que llorar por ti es desgracia,
pero por otro es ser rico,
a pesar del tiempo y de la distancia.
Y paz le pido,
a este suicidio de mi alma,
que en esta carta escribo,
nos veremos pronto si tiene calma,
mientras mando estos besos al olvido.

miércoles, 26 de junio de 2013

Flores talladas como pirámides
sostienen sus pétalos en mis labios,
en la luz de luna, melancolía de sabios,
porque la moral se la llevó el aire
y la perdió en lagos de plata,
que se derramaban al cielo
dando una estela escarlata
de tenue sabor a hielo,
y es que vida y muerte fueron testigos
de todos sus prodigios,
como la muerte del amor,
la idealización del corazón
como el esfuerzo provocado por el dolor,
cruel y frío caparazón,
la paciencia la llamaba,
prisionera en sus carnes
se describía entre baladas,
sin poder contentar todas sus partes.
Y es que el tiempo montó una hoguera,
iconoclasta del ser humano,
por tener ellos los pies en la tierra,
mientras él, solo tiene manos
y es que la moral se fue con el aire,
en la mañana de un sol temprano
pero tampoco la quería nadie
y ahora canta por la fe de un buen cristiano.
Pero finalmente, el tiempo todo se lo lleva,
es pasajero, como los sueños que amamos
que crecen como la hierba en primavera,
y se escapan, igual que el agua entre las manos.