lunes, 11 de noviembre de 2013

NO MAS TINTA, NO MAS
Me pide que la escriba,
que sea suya mi mano
en este dolor insano,
y hasta el viento me derriba.
Me fuerza aprisa
con consejos de anciano,
como que deje mis ojos mundanos
sobre el papel de la repisa
NO MAS TINTA, NO MAS
Escuché tu goteo oscuro,
en la piel blanca de tu tacto
bellas figuras y arrebatos
nacidos del lenguaje puro
Entoné cantos en los muros,
valentía y coraje tras varios pactos,
que murieron, como las flores por lo años,
cuando solo la carne, fue mi escudo
NO MAS TINTA, NO MAS
Y en el cielo azul, eres derroche,
te elevas, con la tierra en las palmas,
vuelves si la tibia soledad te reclama
y a su texto pones broche.
Bajo la lluvia y sus reproches,
a ti tinta, te pido sin calma,
baila y posee a mi alma,
pero no más por esta noche
NO MAS TINTA, NO MAS
Guardaste mis lágrimas en una batalla,
y al cielo la arrojaste,
pero, por más que la odiaste,
no la olvidaré, siempre seré su huella.
Y allí en el confín de las estrellas,
callaré para solo quedarme,
moriré allí para que nadie me ame
porque no morí por ella.
Cielo color carmín,
las nubes arden,
pero ya es demasiado tarde
para poder huir,
pero una vez más,
un papel en blanco es escudo
contra ese fuego nocturno,
que hace mis sentimientos llamas,
Hoy, la guerra rutinaria,
entre la realidad y mi folio,
mis sentimientos y su monopolio
resultan en mi alma contrariada.
Dime musa,
¿ Qué es lo que te nace ?
Si esta alma muda
no crece pero se esparce,
pero dime musa,
¿ Cuando tendré reflexiones ?
Si cuando estas desnuda
en mirarte ocupo mis acciones.
Mi corazón, al que escucho,
te ve en las repisas,
en las batallas que perdí en la brisa
pero con las que siempre lucho,
y aunque tenga clavadas mil espadas,
tengo aún esperanza entre las manos,
porque un mal del que se aprenda,
siempre será un bien preciado.
Sigo estudiando mis peldaños,
en mis horizontes llenos de soles,
porque la ilusión es de humanos,
pero la paciencia de dioses.
Sin querer pero sintiendo
alas finas que no atiendo,
aislado en la soledad del escritor
peleando con el silencio y temor.
Viviendo esta vida que me derriba
cuando sólo sea un verso el que me describa.
El árbol de mi parque

El árbol de mi parque,
verde y robusto amaderado
capaz de verlo desde el tejado
siempre tiene algo que contarme.
El resto lo envidian,
alto, como ningún otro,
considerado pieza divina
con la paciencia como mejor logro,
crece y crece sobre el paseo,
en la tierra y asfalto,
que consiguen alto elevarlo
y ver del resto, sus deseos,
pues su corona le permite,
retar al sol en noches de luna,
romper el cielo con su verde espuma,
siempre en el parque.
Sus ramajes en todas direcciones,
paraguas de luces y sombras
abarcas todas dimensiones
aunque no las nombras.
Tus raíces son profundas,
amadas por la tierra que pisas
trayectoria curva describen
lo que las rocas de mi parque deciden,
eres cobijo de flora y fauna,
el más viejo escondite,
de muchas aves eres cuna
mientras mis ojos te persiguen,
marrón tu corteza salvaje,
verde son tus hojas,
que no te abandonan del camuflaje
ni cuando son rojas.
Pero el árbol en mi parque
ve decrecer a los habitantes,
ve morir a sus parientes
sin palabra para quejarse,
mueren asfixiados en la tierra,
sus ramas se esconden
sin ser bienvenidas en la hierba,
por no haber lugar que adornen.
En la soledad de su figura,
su alrededor se derrumba,
condenado por su condición
a la melancolía más absurda,
las gotas del cielo,
entonan tu apagada corteza,
yo procuré quererlo
pero morirá de tristeza
cuando el invierno lo desnude,
deje solo su esqueleto,
morirá de su sollozo sincero
por abandonar su cumbre,
y lejos, estrellas y dioses
serán testigos de que vieron
un jardín nacido a voces,
prospero para cada compañero
que desgraciadamente perecieron
si haber sabido de rencores.

domingo, 22 de septiembre de 2013

No creo en el escenario invencible
pero mil veces me han derrotado
por un entusiasmo loco y desatado
pues hasta los besos con amor son temibles,
y esos recuerdos tan tangibles
que pronto has olvidado
y en lágrimas se han derramado
ahogando mis sueños prescindibles.
No hay auxilio para la pena,
ni en poemas o canciones
que de dolor se envenenan,
ya no quedan ocasiones
ni sangre por mis venas
para un amor que no me corresponde.

..

El paisaje tras mi ventana invita,
su cristal transparente empañado
de agua y luz coloreado
que a mi alma para existir necesita.
Mi ventana amplia se avecina,
paisaje y cielo en su fondo
y un árbol que llena sus contornos
mientras sus colores se discriminan.
Mi ventana, que nunca pudo imaginar
los regalos de este mundo
en su castigo corto y secular,
pero en su rostro mudo
tampoco pudo adivinar
como en sus ojos perdía los segundos.

sábado, 3 de agosto de 2013

.

El fuego escribe en mi cual tiza
que sin pausa ni piedad me devora,
en el silencioso discurso de las horas,
jaula de llamas, mi voz cicatriza.

Ahora no soy del fuego, si no de la ceniza,
me hizo del largo viento sin demora
me hizo de los pétalos de la flora,
y con el tiempo mis restos se rizan.

A la sombra de un árbol viajé
y cuando me consumí, fui ese árbol
sin saberlo, sin ningún equipaje

pues de la vida no puedes tener control,
solo cuélgate de uno de sus ramajes
para bañarte y aprender de su sol.

viernes, 19 de julio de 2013

CENA FAMILIAR

- Ya solo falta mi hijo.
Sonó el timbre.
- Umberta querida, abre la puerta.
Umberta se dirigió hacia ella y la abrió, se podía ver como un joven mal vestido, delgaducho y alto aparecía al otro lado. El paisaje tras él era oscuro, amenazante de lluvia. Pasó el caballero y se cerró la puerta, la luz que abarcaba el pasillo era demasiado triste para el reencuentro familiar que se avecinaba.
- ¡Hijo, que alegría verte!
- Dime madre, ¿Esta aquí Marco Argovic?
- Por supuesto hijo mío, ¿Como no iba a invitar a la pareja de tu hermana?
- Si tus oídos escuchasen más allá de lo que tu hija habla, enalteciendo su figura, Dios sabe que él no se atrevería a volver a mirar esta casa.
- Pero dime ¿Dime como voy a escuchar más allá de lo que mis oídos pueden?
- Cortando la venda de tu ceguera tan pronto como vuelvas a escuchar su nombre. La credulidad, madre, es el peor de los pecados, pues el diablo la dispuso tal como antaño hicieron los troyanos. Veneno por dentro y regalo por fuera.
- Que cosas más horrendas decís. Entrad rápido al comedor pues sois el último en llegar.
Entraron los tres a la sala. Umberta como criada que era se retiró al marco de la puerta, aguardando cualquier orden.
La madre se sentó presidiendo la mesa junto con su marido, mientras que el hijo hizo lo propio donde pudo.
Aquella sala tenía un buen tamaño, con enormes cuadros revistiendo las paredes, excepto en una de ellas en las que había un inmenso ventanal. La sala, en su mayoría era ocupada por una mesa, pero que dejaba el estrechamiento suficiente como para crear un pasillo por donde podían servir los criados. Aquel banquete estaba protagonizado por veinte personas, todos parientes de sangre entre sí.
mientras servían la comida surgió la conversación.
- Y bien hijo ¿ Qué os ha hecho regresar y acudir a esta cena familiar ?
- La pobreza padre, la miseria que a tantos atormenta, pero no a ninguno de esta sala.
- Si a nosotros no nos ha atormentado es porque hemos trabajado y supimos aprovechar bien nuestros recursos, hazme el favor hijo y deja ese mundo, tú no has nacido para ser pobre, deja de ayudar a la gente y cuida más de ti mismo.
- ¿Qué vosotros habéis sabido aprovechar vuestros recursos? Habéis explotado a la gente que os juró fidelidad por encima de sus capacidades, fustigado con el látigo de la avaricia a los hombres que en su día os tendieron la mano sin rencor alguno. Pues a pesar de vuestra actual riqueza, progreso y  potenciamiento, vosotros heredasteis la fortuna de vuestro padre ¿Y a eso lo llamáis saber? Es la inercia del propio mundo, que cuanto más explota a las personas más productos vende. Seguid atiborrados de méritos, rentas y virtudes que no os pertenecen, mientras incubáis el dragón de la codicia en vuestro corazón. Seguid atribuyendoos castillos de fortuna sembrando la muerte allí por donde pasa la lluvia. Pues yo tal vez haya nacido para ser rico, pero no para ser ciego, y orgulloso de mi sentido desprecio todos vuestros tributos.
- Esos sindicatos vuestros os han turbado el juicio y llenado la cabeza de tonterías y utopías.
-¿Y qué más darán los sindicatos? Nosotros no dependemos de ellos. Nosotros, hemos sido capaces de crear un grupo diferente, una asociación en la que somos todos iguales, en la que todos podemos opinar y ser escuchados. Un grupo utilitarista, solidario, que reparte el pan con tanta bondad como hambre se tenga. Y estoy orgulloso, porque eso me aleja, aún más si cabe, de vosotros.
- Dicho esto hijo mío no queda más remedio. Marco Argovic heredará todo mi patrimonio y lo liderará cuando yo sea incapaz de hacerlo.
Marco Argovic estaba sentado a la derecha del padre, ocupando el lugar que debería ocupar su hijo.
- Así que ¿Este es vuestro nuevo vástago? Una persona que se siente el doble de hijo que yo pero que es la mitad de hombre. Ahogará su sangre en el orgullo y cuando miréís dejará de fingir para vivir en sus manos, rebosantes de oro y placer, obtenido a vuestra costa. Cambiará el color de sus ojos para poder observar impasible los tambores que anuncian vuestra muerte y os llorará por los días, como alguien que lo ha perdido todo para envenenaros por las noches creyendo así, que es un hombre sin más frontera que lo que puedan ver sus ojos o abrazar su cuerpo.
- Solo escucho la envidia por encima de tu voz, la incapacidad para gobernar y las súplicas y llanto de un niño que ya lloró demasiado a su padre pero al que no le importa hacerlo una vez más - Dijo Marco Argovic.
- ¿Me hablas tu de envidia, súplicas o llanto?¿Envidia a qué? A un hombre que vive de la carroña que fueron sus sueños, que come a sabiendas del hambre de otros, aspiras angustia y espiras odio. Tú, que ha saber cuantas veces has tenido que llorar a mi padre la tinta de su firma sobre tu patrimonio, a la vez que eras obligado espectador del coste de tus pecados o del castigo de tus vergüenzas.
Eres un político corrupto, una persona sin corazón, cuyo veneno se a medido con el de esta familia por ver cual de ellos es digno de conducir a la próxima estirpe.
- Estas envenenado, tus libros y creencias han hecho de ti una persona deplorable. Eres un saco de huesos, tus principios te llevarán a la tumba junto con tus amigos muertos de hambre.
- ¡Cállate! ¡Silencio! No quiero escuchar eso de ti, pues has llegado a construir una pirámide con los cadáveres de tus mentiras de tal magnitud que ni tu lengua bífida se distingue, a pesar de que con ella podría rayarse el mármol . Yo quedaré mendigo por mis ideales y creencias pero no les doy caza para poder hablar más rápido y enorgullecerme de su muerte colgándome sus cuerpos como medallas. Cuando termines por matar a mi padre abandonarás la política creyendo ser un hombre que lo ha dado todo para meterte como maltratador en este negocio. Y esa será tu jugada maestra ¿Me equivoco? Es deplorable en que tipo de bestias os estáis convirtiendo, pues os secáis las las lágrimas de haber llorado la muerte de vuestros seres queridos con una mano mientras que con la otra recogéis sus bienes.
Al acabar de decir esto, Marco Argovic le hizo una seña a la hija dándole a entender su deseo de marcharse. Acto seguido, ambos marcharon.
Esto último que habló el hijo, lo hizo a gritos mientras la silueta de Marco desaparecía a la vez que a él, un par de criados le reducían y expulsaban de la casa del padre, pues el mismo había dado tal orden.
- Veis, huye porque sabe que tengo razón. Al huir de mi, huye de si mismo, pero todas estas verdades caerán inevitablemente sobre ti en forma de justicia. Te quedarás solo, solo ¿Me oyes? Solo, por siempre solo. y cuando de tu manada de lobos hayas exterminado al último de ellos creyendo que eran tus enemigos, quedará el peor de todos ellos: TÚ. Y entonces, presa de ti mismo, de tus pensamientos y tu sangre, te conocerás a ti mismo. Comerás tus propios dientes y te arrepentirás por no haberte dado muerte con ellos,limarás tus uñas y querrás haberte sometido a la misma condena que impusiste. Y no contento con tu conciencia y asustado por ella, pues será la primera vez que la escuchas, te estrangularás con tu propia lengua colgando de la más alta torre y entonces tu mismo te acusarás de haber sido pasado y parásito de esta sociedad. Y en ese mismo instante, nosotros, los muertos de hambre, te dejaremos caer en las garras de la muerte si así lo deseas.









martes, 9 de julio de 2013

RAIMUNDO REVILLA

Raimundo Revilla fue una persona que jamás faltaba a sus problemas, eso sí, cuando se hablaba de dinero, eso ya era otra cosa. Poseía un trabajo como camarero bastante mal pagado, sus inacabados estudios de arquitectura de poco le sirvieron a la hora de conseguir este salario, que apenas le alcanzaba para pagar el suelo que pisaba, pues de hecho, en ocasiones, no lo hacía. Vivía de alquilado en una casa, y como todo buen inquilino, no pagaba el alquiler, pero las impertinencias de su casera le salían caras a su paciencia.
 Solía llegar a las dos de la noche a aquel antro que llamaba casa, y aquel día no sería distinto. Subió poco a poco las escaleras de madera que conducían al segundo piso, pero por muy meticuloso que fuese, aquellas escaleras de madera no paraban de delatarle. Raimundo Revilla no dejaba de rezar para que su casera no apareciese por tercer día consecutivo detrás suya y le volviese a formar un numerito en los umbrales de las puertas vecinas. Pero no tuvo esa suerte.

- Joven, hoy hace mes y medio que no me pagas.
 No hubo contestación de Raimundo, pues el simple hecho de buscar la llave apropiada para esa puerta le ocupaba la mente.
 - Joven ¿ Cuando me pagarás ?
 - Pronto señora, pronto.
 - Lo mismo dijiste la semana pasada, y la anterior y la...
 - Por favor señora déjeme descansar, es tarde y ni usted misma desea escucharse.
 - ¿ Y cuando descansaré yo ?¿ Cuando ?
 - ¡ Cuando llegue a la tumba señora ! Y ya de paso descansaremos todos.
 Dicho esto se abrió la puerta del piso.
 - ¿ Pero como te atreves ?
 - Vayase a dormir señora, ya ya hablaremos mañana, pues espero que hasta usted tenga mejores cosas que hacer.
 Dicho esto, Raimundo Revilla entró en su cuchitril dándole la espalda a la señora aún expectante y cerrándose tras él la puerta. Misión cumplida, había llegado una vez más a casa sano y salvo, esquivando aquellas mandíbulas que solo querían exprimirlo.
 Sin entretenerse más tiempo,decidió dormir, pues deseaba descansar. Ya en la cama el joven hombre no podía coger el sueño y no paraba de moverse en su colchón. Miró la hora y deseó que no fuese muy tarde " las dos y dieciocho de la madrugada" susurró en la penumbra, se había acostado ciertos días más tarde y con eso se consolaba. Al rato, y sin dejar de retorcerse entre las sábanas volvió a mirar la hora " las dos y dieciocho de la madrugada ". Obviamente esto era imposible pues había estado al menos media hora dando vueltas en aquella cama. Comprobó de nuevo la hora " las dos y dieciocho de la madrugada ". Definitivamente el reloj estaba roto, cosa que a él no le extrañaba dado que días anteriores ya había hecho amagos con los mismos síntomas. No podía dormirse, comenzó a ponerse nervioso pues no poder descansar era la peor de las condenas para él. Decidió levantarse y despejarse en la frescura de la noche. Se asomó a la ventana, la luna se presentaba solitaria en el paisaje de un cielo despejado. No circulaban coches, y todas las luces estaban apagadas en un silencio sepulcral, era él el único que continuaba despierto en aquella ciudad inerte. Sin nada nuevo que ver, se cansó de las vistas y se dirigió al baño. Se arrojó agua sobre la cara para despejarse, total estaba muy nervioso e iba a tardar en acostarse. En aquel momento decidió que en cuanto pudiese se mudaría de piso, que jamás volvería a pasar por un martirio semejante, pues pensaba que la culpa de sus nervios la tenía su casera. Alzó la mirada para verse reflejado en el espejo, pero no se vio, el espejo reflejaba simplemente la pared de enfrente, probó a asomarse otra vez, pero nada, no se veía reflejado, y así un millón de veces pero siempre con el mismo resultado, simplemente él no estaba delante del espejo. Se asusto tanto que decidió huir de aquel piso. Las pocas luces que poseía tampoco le proyectaban, pero de esto no se dio cuenta. " Todo es cosa de la vieja " pensaba " todo es cosa de la casera ella ha hechizado la casa para asustarme y así marcharme ".
 Comenzó a bajar las escaleras de madera, que tal vez, por cortesía esta vez no rechinaron mientras todavía no había cerrado la puerta. Se dirigió directo a la puerta del hogar de la casera y comenzó a golpearla sin piedad.
 -  ¡¡ Abra, abra vieja bruja !!
 No hubo contestación pese a su elevado tono.
 - Echaré la puerta abajo, abra vieja bruja o llamaré a las autoridades.
 Sin dejar de gritar esto, su cólera y rabia estallaron y descolocaron aquella puerta de una atronadora patada. Esa casa era mucho más amplia y a la vez horriblemente antigua. Un largo pasillo que ofrecía las habitaciones del lugar a ambos lados, no paraban de ponerle mucho más nervioso de lo que ya estaba. Se asomó por todas las puertas en busca de la casera, pero no encontraba señal de su presencia a falta de la última puerta a la derecha. Abrió esta ultima puerta con un escándalo tremendo, seguidos de gritos de cólera realmente enfermizos y desesperados, la angustia le impedía dejar de gritar y sus ojos rojos de furia pudieron ver aquella desoladora escena. Fue entonces cuando lo entendió todo.
 Aquella puerta daba a un baño en el que encontró su cuerpo tumbado en una bañera con un puñal clavado en el dorso mientras aquella vieja limpiaba la sangre derramada.

A MI SILLÓN

Suave es tu corteza,
y tu paisaje gris,
luz de la realeza
y seré en tu redil.
Me tocas y me sientes,
me acomodas,
pero no me muerdes,
pues resistes largas horas,
no te molesto,
tampoco mis pesados brazos,
que en ti toman aliento
cuando letras, en mis ojos, tienen regazo.
Eres firme,
firme, sin ser espada,
eres asiento sin ser de mimbre,
¡Bendito colchón que acaricia mi espalda!
Verdugo de mi sueño,
más de una letra escrita,
tú, que serás mi dueño
si te complementa una silla.

martes, 2 de julio de 2013

UN INSTANTE


Temprano fue el día en el que una despedida suponía más pérdidas que de por sí origina en los sentimientos que arranca. Todo comenzaba como un día normal, el despertar del sol se avecinaba tan bello como ilusionante, los pastos despertaban al escuchar su luz, al igual que las diversas fachadas, que se preparaban con sus mejores ropas para enseñarlas al mundo. Un día completamente normal. Avanzaban las horas y el astro calentaba la tierra como si esta fuese un cadáver. El cristal del cielo dejó de ser transparente para tener un tono azulado, adornado de nubes. El viento fluía lento y cálido, ventiscas y fenómenos sobrenaturales parecían quedar aplazados, las sombras cambiaban de posición con tal de observar mejor a su creador, las montañas, una vez más, quedaban castigadas con el paso del tiempo por querer romper el cielo, todas ellas lloraban juntas su dolor en el mismo lugar.
Imágenes de luz y gloria se intuían en el equlibrio del día, un orden completamente armonioso, tan natural como complicado, tan bello como casual, y es que la naturaleza juntaba las piezas de su cuerpo por las mañanas para esconderlas por la noche.
Todo siguió su curso natural hasta que se intuyó la calamidad y el silencio reino. De los océanos brotó el sonido de la destrucción, nacido en sus entrañas. El viento dejó de soplar, los árboles estallaron, la tierra se retorcía y se quebraba al gusto del azar rompiendo montañas y acantilados. Paredes y cimientos de templos milenarios eran derrumbados por los mares, la fe y esperanza humanas quedaron sepultadas bajo un alud de roca. Gritos y más gritos, lamentos y llantos eran la única seña de existencia de cualquier ser vivo porque la destrucción les devoró los sentidos, rompiéndolos en sus dientes cual fino cristal. Una imagen de caos monumental.

Pero todo cesó, y el sol, que eclipsaba aquella escena, pudo observar como las nubes caían con peso muerto sobre el suelo, provocando continuas explosiones y en consecuencia ráfagas de polvo y humo blanco. Fue entonces cuando el cielo se separó de la tierra y el horizonte chasqueó como un látigo que resonó en los abismos del espacio. Al cobrar la bóveda celeste cierta altura se disipó, y junto con ella la luna y todas las estrellas, resultando así que todo paisaje quedó sumido en la más sórdida oscuridad, y en ella se escondió aquella vorágine de sentimientos y realidad, una piedra en medio de la nada, que terminó atrapada en el olvido de lo inocurrido.

viernes, 28 de junio de 2013

Hoy es uno de esos días,
en los que no quieres ser persona
cuando tus obligaciones son despedidas,
de nada sirven diamantes y coronas,
hoy, te das cuenta del mundo
donde de nada sirve un quiero
si no tienes un puedo,
y la empatía, el mayor de los infiernos.
Este, que es un lugar de lobos,
y el mejor el más egoísta
pues lo importante no es el como
de nada sirven canciones derrotistas,
miedos y rencores se suman,
no existe el verbo merecer
si brindarán cuando te destruyan,
pese a firmar ver con ellos, el último amanecer.
Hoy, nada de eso importa,
hoy solo estas tu y el sol de luna
y cuida del dolor al que das forma,
que lo morderán cuando lo descubran,
avanza y no te eches atrás,
disfruta de tu alma y ríe
pues te abandonará
cuando no puedas fallar a nadie,
porque cuando lo hagas, te harán daño,
y la memoria la peor de las condenas,
contra la vida, la mejor de las cadenas,
te hará ver que nada es como antaño,
en este teatro de excusas,
de fieras y falsos
pues el bien cabo su tumba
por no defenderse de esas manos.
¿ Y yo ?
Alerta bajo el viento de poniente,
yo sigo buscando mis quimeras,
mis pasiones y rarezas
siempre por encima del horizonte,
porque a mi me enseñaron,
a vivir sin rencores,
por muchas veces que me derrotaron,
tratar siempre con la mejor de las intenciones,
a sentir como respirar es fluir,
hacerme viejo, el mayor de mis deseos,
notar tu fina lluvia carmesí,
y a saber que la vida, es solo un paseo.
Hoy no estoy bien pero sonrío,
porque se, que llorar por ti es desgracia,
pero por otro es ser rico,
a pesar del tiempo y de la distancia.
Y paz le pido,
a este suicidio de mi alma,
que en esta carta escribo,
nos veremos pronto si tiene calma,
mientras mando estos besos al olvido.

miércoles, 26 de junio de 2013

Flores talladas como pirámides
sostienen sus pétalos en mis labios,
en la luz de luna, melancolía de sabios,
porque la moral se la llevó el aire
y la perdió en lagos de plata,
que se derramaban al cielo
dando una estela escarlata
de tenue sabor a hielo,
y es que vida y muerte fueron testigos
de todos sus prodigios,
como la muerte del amor,
la idealización del corazón
como el esfuerzo provocado por el dolor,
cruel y frío caparazón,
la paciencia la llamaba,
prisionera en sus carnes
se describía entre baladas,
sin poder contentar todas sus partes.
Y es que el tiempo montó una hoguera,
iconoclasta del ser humano,
por tener ellos los pies en la tierra,
mientras él, solo tiene manos
y es que la moral se fue con el aire,
en la mañana de un sol temprano
pero tampoco la quería nadie
y ahora canta por la fe de un buen cristiano.
Pero finalmente, el tiempo todo se lo lleva,
es pasajero, como los sueños que amamos
que crecen como la hierba en primavera,
y se escapan, igual que el agua entre las manos.

domingo, 12 de mayo de 2013


ESTUDIOS SOBRE EL FOLIO EN BLANCO

Érase una vez un mundo bidimensional. Un mundo plano, que no tenía sombras. Hablamos de Margibro, un país al norte de lo ignorado. Un lugar que habita en las hojas de libreta y en los pergaminos. Sus autóctonos, los margibronianos, son buena gente, muy diferente entre sí, pero todos siempre han, son y serán los mejores constructores de escaleras, pues deben hacerlo para poder sobrepasar al resto, pero eso es algo que ellos llaman hobby.
Fundado en el amor de dos pueblos, Marg e Ibro, que guardaron la originalidad para su existencia. Nunca apoyaron a los reyes ni reinas, pues no querían desafiar a la eternidad. Nacieron sin poder sentir, pero pudieron aprender, pues comprendieron que no hay cosa más peligrosa que un pueblo con esperanza.
Margibro no es una ciudad de paso. Ahí, las palabras se quedan para juntarse y relacionarse con esos singulares pobladores, a veces, incluso se van de cervezas juntos y se cuentan las mejores anécdotas, aquellas que son intrínsecas a su existencia y es así como los margibronianos consiguieron ser los seres más sabios de la historia, pues conocieron de primera mano la tinta de Goethe, Shakespeare o Cervantes entre otros. En cambio, los seres que eran cortos de existencia se divertían columpiándose en las funciones matemáticas.
Este es un lugar delicioso para cualquier mano, pues la primera casa en este paraje es infinita mientras que la última no existe. Aquí, habita la cultura, pero los profetas dicen que algún día de tanto poseer le estallaría la cabeza.
No obstante, los margibronianos tenían también su propia religión y ciencia, sus propias metas y aspiraciones. Alaban a una extraña figura que siempre desprende luz, aquella figura que sobre cualquier fondo, jamás pierde su característico brillo. La adoran porque nunca pierde su característica forma, perfectamente redonda, además, ella, siempre se viste de contraste, para lucirse mejor. Es la única cosa que han visto con volumen, ante la que siempre se mostraban, pues sabían que no les hará daño. Pintores, poetas, escritores, ninguno plasmaba su singular contorno y quien logra conseguirlo queda tildado de loco y condenado a la pobreza por siempre. Dicese, que uno de ellos, Fólicus, filósofo y poeta, le juró amor eterno, pero gracias a la locura de su amor se lanzó a lo que creyó ser el infinito, pero que terminó siendo un margen y acabó vagando en el olvido de su deseo, hasta que el látigo de su paciencia le dio muerte.
Por otra parte, es también esta figura la que consigue que los científicos estén en mala consideración. El egocentrismo y codicia de la ciencia les pudo a estos seres, tanto que decidieron mandar un gran cohete para poder conversar con ella, pero el defecto de su existencia les jugó una mala pasada y terminó estrellándose contra su suelo. Esto provocó una gran revolución y enfado y desde entonces, Margibro decidió vivir solamente un idilio interminable con ella.
Aparte de esto, este país también ha sufrido guerras y batallas incontestables, pues juró el odio y destrucción a la sombra, una visitante maligna, que pese a su aleatoriedad siempre conseguía sembrar el caos y la invisibilidad. El rencor se quemaba entres estos aldeanos, pero que aprendieron, en un mundo en el que un suspiro se hace nefasto, a combinarse con la eternidad y en el fondo de su cuerpo negro lograban reflejarse cual espejo, para así nunca perderse en el camino de vuelta a casa.
Siempre viven con miedo a ser arrugados, a ver quebrar sus cuerpos en las puntas de su espacio. Pues siempre les da la mano para guiarles en la vida, que combinados, consiguen la felicidad.
Como todo buen país, Margibro quería expandirse ya que cansados de su particular transparencia ahora solo buscaban lo desconocido, como fluir pos las angustiadas gargantas, entrar y bailar en tímpanos o volar por el suelo desde eso a lo que otros llamaban ojos. Pero claro, eso ya es otra historia.   

VENGANZA SIN MUERTE

A Laura Farina le quedaba una eternidad para seguir doliéndose por el cuchillazo atestado.
Una mujer que nunca nació porque siempre había existido. Una mujer que vio morir a tantos maridos que ya no lloraba, solo se le fundían por la fría melancolía. Se arrepentiría por siempre, pues la única flor que pudo ver le costaría la pérdida de un rastro milenario.
Laura Farina siempre fue la típica mujer que no decía lo que sentía, pues solo lo hacía cuando no quería hacerlo, pues siempre intento arrancarse el corazón a mordiscos pero se dio cuenta de que aquello le dolía. Hasta que hubo un momento de su vida en el que ese corazón le fue útil por darle armas contra el muro de la vida. Dicese, que de su historia, solo contaba las mejores anécdotas, sobre todo las que provocaba entre sus esclavos. Pero seguro que jamás hubo alguna batalla similar a la que mantuvieron Merlín y Melquiades, la cual ganaría al que le creciesen más altas y más fuertes las palmeras de sus huertos. Por supuesto, Melquiades, entrenado en más de una batalla similar supo que ya tenía perdida su particular batalla con Laura, y a traición mato a Merlín. Ella, le juró la muerte y lo persiguió hasta la locura, pues su castigo comenzó cuando arrojó el cadáver por un precipicio al que le seguía su alma. Melquiades, en cambio, se dedicó a la química con tal de revivir la llama de su amor.
Lloraba y se dolía por las noches, sin poder dormir por las lágrimas de su almohada, que se filtraban en la bolsa del rencor. A Laura Farina le esperaban muchas noches como aquellas, cierto es que deseo a otros, pero nunca tanto como a él.
En una de esas puestas de sol, mientras se enroscaba sobre los mantos de su pasado en cualquier hostal de Singapur, los aires de infravaloración le llevaron nuevas sobre Melquiades. Un contacto suyo, senador, estaría usando su magia con tal de impresionar a los autóctonos de aquel lugar, Rosal Del Virrey. Un pueblo que de día parecía estar construido con la árida arena de su suelo, pues los cuervos lo evitaban por miedo a cocerse. Mientras que por la noche, se vestía con la corrupción y el fino rocío de la luna, como una flor que conserva su piel hasta la primavera.
Dejó Singapur por siempre, sin dar importancia a los orientales paisajes de China. Voló hasta aquel lugar y allí se quedó, esperando a la muerte de aquel contacto porque jamás tuvo lo que quiso. Aquel hombre, por el que sintió compasión ya que se regodeaba en tener el conocimiento de la fecha de su muerte. Ella se la hubiera dado de buena gana si no lo hubiera hecho la naturaleza, pues su empatía le colgaba al hombre de los pulmones y con una simple señal los ahogaría. Eso quería ella, tener en los labios la fecha de su muerte con tal de que su dolor se lo llevase el aire. El hombre no dijo nada, se llevó el secreto a la tumba mientras podía escuchar la voz de aquella mujer que lo acariciaba, una voz que terminó convirtiéndose en su particular himno.

martes, 16 de abril de 2013


UN MURO SIN LAMENTACIONES 

7 de Junio de 1967

A mi padre:
Lejos quedan aquellos tiempos en los que me hablabas de los árabes como gente que salía del papel y protagonizaban atentados contra nuestro pueblo. Hoy los he visto, los he tenido frente a mí, pude decidir su destino.
 Esa gente no volverá a molestarnos nunca más, no volverá a pasar riesgo alguno nuestra familia, ahora tendremos lo que es nuestro, lo que siempre nos ha pertenecido. Hoy padre, hemos tomado Cisjordania.

 Los hemos cogido desprevenidos, tal y como pretendíamos,  dentro de nada obtendremos la franja de Gaza y la península de Sinaí.  Padre, podemos defender lo que es nuestro, nos haremos respetar ante todo Egipto, Siria y Europa, les hemos vencido. Todo ese miedo que teníamos hoy ya no tiene sentido, no hay porque tenerlo, el estado judío es sólido y fuerte, y más ahora que los árabes están fuera de nuestros dominios. Nuestra cultura, milenaria y sabia hoy nos a dado toda la fe necesaria para obrar esta proeza.

El comandante dice que todo acabará dentro de poco, que se acabará la guerra en seguida y que pronto volveremos a casa. He pensado en mudarme a Haifa, siempre he querido pasear por la playa y tocar el agua del Mediterráneo. Pasaré el día estudiando el Tanaj de sol a sol y allí nadie podrá molestarme.

No sé cuando te llegará esta carta, tanto árabes como los de la ONU han bloqueado nuestros sistemas de comunicación, pero llegaré a casa, a Jerusalen aunque aquí cualquiera hace mucha falta, cualquiera de nosotros es útil en alguna posición. Defenderemos nuestra sagrada tierra hasta la muerte, este será un día siempre recordado en la memoria del pueblo judío. 

martes, 9 de abril de 2013


HACIA CARONTE POR EL RÍO DE LA VIDA

Los rayos de luz rompían esas bolsas de gases sostenidas sobre el suelo, que proyectados lamían las fachadas de los edificios colindantes. Con sabor a un singular color a hielo azul, que mientras describía a los edificios se deslizaba como un río vertical, afluente del pavimento. Y allí, en el ángulo inútil del edificio, sobre el suelo, un viejo león hambriento con aspecto de hombre vislumbró otro león mucho más joven y fiero, valiente y risueño.
-Joven ¿Cual es la raíz de tu camino?
-¿Quiere que le de unas monedas viejo?
-¿Acaso te sobran?
-Bueno, yo soy artista, vivo de la gente y debo hacerlo así.
-Joven, tu oficio no debería dictar tus principios, al fin y al cabo, quien se viste con muchos trajes diferentes termina con no vestirse con ninguno.
-Mis principios están fundamentados en mi arte, en lo que me hace vivir, pues no conozco ningún principio más puro que ese.
-Pues dime tu ¿Qué será de ti cuando sobre tus principios de cristal se derrumbe el fogoso entramado de las necesidades naturales, cuando te enfrentes a la hipocresía de la vida?¿Qué será de tus principios cuando veas que tu “ arte” no existe, porque es superado?¿Cuando veas que en lo que te creías mejor ya no lo quieren, sujeto de una relación hipócrita y de simple necesidad?
-¿Yo? Yo seguiré fuerte, y cuando me derrumbe me levantaré, porque tengo una fe ciega en lo que hago y en lo que soy, porque se lo que quiero, y esto, siempre ha sido mi decisión, porque mi voluntad quebrará el suelo antes que abandonarme.
-Acabarás por morir en el intento.
-Tal vez, pero yo no tengo miedo, porque he asumido ese riesgo.
-El mundo, joven, no es como crees, allí afuera la gente se vende por treinta monedas, no tiene principios y solo se guían por el frío dogma de sobrevivir como puedas sin importar a quien se daña.
-Yo eso no lo se, pero amo lo que hago y no me importan los demás
-Que dios te guie, porque pronto lo hará Caronte


UNA LETRA ESCRITA EN UN TINTERO ROTO

Ya son las doce en mi ventana,
el sol al que persigo
no volverá hasta mañana,
y mi tinta y su negro prestigio
que en el folio se derrama
no volverá si no es por auxilio.
El carácter y sus escamas,
hacen de este, un singular maleficio,
mientras mi nervio sigue despierto,
porque hoy, mi habitación es un concierto.
Busco en el cielo incierto
a mi musa y su nuevo manifiesto,
ser incorpóreo ¿Por qué me abandonas?
esta voz que ya no entonas,
pide que vuelvas, que sin ti no existo.
Eso, musa, que no me dices,
pero todo el mundo entiende,
esa verdad que por no doler
se queda entre tus dientes.
Ahora, te encuentro,
aquí, agazapada sin aliento,
en el misterio y sus adentro,
tu que puedes, dedicando mandamientos,
pero en este mundo de fieras,
pocos o nadie te harán caso,
yo ya me cansé, de veras,
y ahora solo vuelo al raso,
entre edificios y cometas,
quebrando las leyes que describo,
de mi ventana al infinito.
Pero veo,
que no hay sentimiento en el oficio,
y desde entonces, grité al vacío.
Mientras deseo,
tener tiempo para sentir,
beber de los brebajes que no son elixir.
¿Que quieres que te diga?
Escribo a tiempo,
narrando de lo que relata el viento,
corriendo tras él por recoger sus migas,
filosofando verdades inciertas
porque los páramos se derriten,
peleándome con las letras,
por tener un futuro que no existe,
y así lo narro yo,
este es mi planeta,
rompiendo entre las aguas,
por el rumbo de mi veleta.
Una letra escrita
sin ser descrita del todo,
un pergamino equilibrista,
en un tintero roto.






















sábado, 6 de abril de 2013

Reír, llorar, amar,
querer, sufrir, dolor,
tenerte en sueños y despertar
sin verte pero teniendo tu olor.
Ilusionado en días de tormenta,
cuando la ventisca se funde
en los edificios que hunde
si el llanto los calienta.
Iluminado por una luna pálida,
tallada por un artesano ciego,
ahoga a las esculturas sin salida
por no teñir de eterno el azul del cielo.
Pasea su mente por las flores,
robando su perfume en señal de duelo,
aprendiendo de sus colores
a la vez que recoge estrellas del suelo.
Y en el perfil de sus ojos,
oblicua vuelve su mirada,
el paisaje se torna de adorno
en sus manos inspiradas,
artista por sus rencores lejanos
que conoció la verdadera ciencia
de amar a sus hermanos.
Pero su historia es un murmullo,
un secreto siempre oculto,
como el motivo de una lágrima
el destello de un sueño,
como la primera rima
o la moral y su dueño.




martes, 2 de abril de 2013


Dialogo para uno ( segunda parte )
Fue una deliciosa noche, pero por la mañana, aquel guardia, al que soñé descuartizar y hacerle gritar hasta la locura me sacó de mi insuficiente habitáculo.
Y ahí estaba yo, otra vez en el interrogatorio, con ese odioso guardia y la joven inspectora. Una mujer que con no más de treinta años y una hija ya tenía una buena consolidación en la comisaria. Allí estaba ella, tomando su rutinario café, ya que una hija de cinco años aún sigue teniendo fuertes pesadillas, no obstante, ayer noche la responsabilidad de la niña recaía en su exmarido borracho.
Me nombran una serie de crímenes que yo cometí  y que en mi memoria cometo cada día, entre esas raquíticas cuatro paredes. Solo escucho gritos dolor y auxilio, pero en ese momento mi cuchillo prende de fuego su sangre y su corazón se para.
Tengo que seguir respondiendo preguntas estúpidas, desencaminadas, pero es divertido enredar a esos ilusos en el misterio de mis palabras.
Me preguntan el caso de la muerte de una mujer. Alejandra Capril, una joven estudiante que vino a mi casa para hacerme una entrevista. No aguantó mi mirada, menos aun cuando observó mis dientes.
Seguían haciéndome preguntas estúpidas. Me gustaba ver como perdían el tiempo hablando conmigo. Ahí estaban ellos, toda la oficina de policía llevaba una semana sin dormir, desde que me arrestaron, todos con ojeras y de mal humor, mientras yo dormía caliente a la vez que conseguía escaparme. Aunque ninguno de esos pobres ilusos conocía el resultado de mi última obra final, aquella por la que vine al mundo.
La mujer se va, sabe que algo va mal, lo veo en sus ojos. Se va a vomitar, que pena, hoy hemos hablado poco.
El hombre se queda, me pega una paliza, una de tantas más.
Me lleva a la celda y me vuelve a pegar otra paliza, será que ese guardia necesitaba desahogarse porque había descubierto, tal vez ya, que su mujer le era infiel, que uno de esos jóvenes a los que apalizaba en las manifestaciones era su hijo, o que simplemente me pegaba porque era una bestia capaz de quitarle los nervios uno a uno con las manos. Aun así, mi pecho escucha los gritos de rencor que no desembocaban en ningún oído. Ten paciencia pues estas esposas empiezan a aflojarse.
Mientras tanto, me deleito en el recuerdo de la aventura de anoche, cuando me escape. Dado que salí en busca de una niña, hija de un borracho divorciado. Ahora atrapada en una jaula, con las cuencas de los ojos ahora descafeinadas.
Escuche desde mi celda los gritos de esa madre, que gritaba porque ese café no paraba de mirarla.

domingo, 24 de marzo de 2013

PRIMAVERA

Ya ha llegado la primavera
y que bien que huele
de los vientos a su vera
arrastra pétalos de flores

Ya ha llegado la primavera
miles de recuerdos en su regazo
se derriten las horas como cera
libre con tan solo abrir los brazos

Ya ha llegado la primavera
joven risa me aporta
de agradable tiempo y marea
que hace de males cosa corta

Se fue la lluvia y sus rencores
antaño es otoño y sus dolores
que espera agazapado en los rincones
ahora toca alegría de hombres

Cae la hoja del árbol perenne
pues se posa el sol en sus copas
y las hace brotar de las mieles
y las riega con sus mejores coplas

Amargo letargo del sol
capricho del sistema solar
que lo durmió con cualquier licor
acomodado en su bienestar

Pero hoy no, hoy renace
hoy llora rayos de vida
espera a que algo le alcance
pero la tierra le es legítima

Jazmines, rosas, claveles
flores, hoy sois mis musas
somos de distintos niveles
pero de alegría mutua


Diálogo para uno (Primera parte).

Ese apagado café no reflejaba perfectamente el cansancio reinante en aquel lugar.
El olor sobrecargado, del sudor resultante del arduo trabajo de un interrogatorio hacia acto de presencia a las dos de la mañana.
- ¿Por qué se ha escapado?
- Vivo en una cárcel, es mi deber.
- ¿Por qué has vuelto?
- No he vuelto, ustedes me han arrestado.
El preso se pasó la lengua por los labios.
-No, tú te has dejado atrapar a mí no me engañas.
-No me he dejado atrapar, ahora mismo, estoy desatendiendo mis obligaciones.
- ¡Cállate y confiesa inútil ! - Dijo una tercera persona.
-¿ Que confiese..- Se pasó la lengua por los labios-.. el qué?
-¿Para qué te has escapado?
- Verá usted inspectora, mi naturaleza es muy distinta a la suya. Usted, vino a este mundo para tener hijos y salvaguardar la vida de personas que no le importan y no conoce en absoluto.
- ¿ A donde quiere llegar?
- Verá usted inspectora, yo soy el demonio que destruye esa tarea.
Pasó de nuevo su lengua por los mezquinos labios, esta vez, dejando entre ver sus sobrenaturales colmillos que afiló años atrás, antes que perdieran el nombre de dientes. Terrible y monstruoso.
Silencio.
-Te hemos acusado únicamente de seis asesinatos, tenemos pruebas más que suficientes para acusarte del asesinato de Alejandra Capril.
-Me había imaginado muchas veces ese nombre en voz de muchas bocas, incluidos en el de su madre, pero en su boca, inspectora, suena mejor.
-Es usted un monstruo.
La mujer, salió del interrogatorio. El otro hombre se quedó para agredirlo y amenazarle, pero no consiguió que moviese un solo dedo ni hacer desaparecer aquella mirada diabólica que se clavaba directa al alma.
La policía se dirigió al baño para vomitar, solamente aguantar esa mirada era suficiente para hacer temblar a una mujer, y mucho más a una madre.
Entró una compañera suya al aseo.
-¿Hoy te toca tener a la niña?
-No la tiene mi marido… mi ex marido ¿Por?
-Porque nos vamos de copas, por si te querías venir.
-Ahora mismo no puedo pensar, después te digo algo.
-Esta bien, te he traído un café.
Con el café en el suelo, la compañera se despidió, abandonó el servicio y se cerró la puerta.
Pero desde el interior se iniciaban unos gritos que no cesaban por mucho que el café dejase de mirarla.

lunes, 18 de marzo de 2013


GRITO AL VACÍO

Herido, me hallo herido de muerte
derramándome, derribado en el suelo.
El frio tapa mi sangre sin suerte
rodeado por la soledad, sin consuelo,
inflamado de brillante luz inerte,
en las cavernas mi voz cual trueno,
presa de la oscuridad siniestra
y la desprecio como protesta.

Perdido, en cualquier calle húmeda,
angosto escenario de cemento,
lugar donde mi sangre se hospeda
a cada latido como lamento.
Cruel y cara fue la moneda,
corazón frágil, quiere su momento,
se abre camino entre sus miedos,
paisaje donde pasean mis dedos.
  
Destronado el sol, abre la luna
cargada de nuevas nociones,
sostenida, observas mis runas,
antaño fueron malas acciones.
Pero hoy no, hoy serán mi cuna
templo de palabras y decisiones,
que se confunden con la escarcha
con el olvido y sus finas zarzas.

Pero que aplaque fuerte la pena,
no me hallarán, no me hundiré
lucharé por cambiar esta escena,
mientras vuelan palabras en el aire,
de cambio y hambre son llenas
llenas de alma para que respiren,
porque el mundo mostró su dureza
y me tocó vivir a la fuerza.

Vasallo del mundo y sus aristas,
mis sueños libres le son infiel,
ya que siento como la brisa
al paso que pasa por mi piel,
me envejece rápido la risa
y pinta arrugas con su pincel,
difuminando cálidas caricias
en la tristeza para sus delicias.

En estas horas, el frío es abrigo
envolviendo mí pecho aún fuerte,
esperanzas de un buen amigo
de esos que olvidan la muerte,
pero en la vida, el mejor camino
es el de luchar contra la suerte,
porque pone el cielo en la boca
mientras soñando te derrota.

Trátame de infinito paciencia,
que me deprimiré en tu aborto,
menguada relación por la infancia
desgracias de este mundo absorto,
bello por sus notables carencias,
su poca paciencia que no soporto,
pues suma su aceptable enfado
ante un humano deshuesado.

Y esta palabra que me falta,
mi garganta rota pide auxilio,
por estos ojos que le relatan
del rencor y su cobarde exilio,
de esta rabia que me delata
pero juré no verla por concilio,
en el silencio sordo secular
cuando mi grito no pudo escapar.

Me oprime el pecho no salvarte,
sal de mí y hazte alma libre
lejos, para aquí no quedarte,
abandona mis heridas y calibres,
estas penas que por sangre trajiste,
mi conciencia, habla para que no vibre.
Vete, no te guardo rencor alguno
abandona y olvida tierra y muro.

Vuela, vuela alma, no eres mía,
vuela al mundo que nos prometieron,
escapa, aquí eso es fantasía,
futuro camino de reales viajeros.
Vuela, vuela y sé libre mi vida,
en el lamento del latido eterno,
dale alas y retos castigo,
felicidad, se tu su fiel testigo.

Ahora, para mí, el futuro no existe,
mis palabras carecen de sentido,
aquí moriré, con mi destino triste,
mis sentimientos asustados y heridos,
estos ojos que en cristal se derriten,
anclado al mundo me despido,
ya que no veré próxima primavera
ni la resina gotear como cera.

¡Muerte! Déjame ser tu espada,
para creer te daré razones,
en esta noche de luna quebrada,
consecuencia de tus ambiciones
te apunta mi mirada trastornada,
pero solo busca salvaciones,
mi alma volátil que lejos escucha
solo pido un segundo más de lucha.

Caída una estrella en mi herencia,
se alza en palabras de sentencia:
“Llora y sufre trozo de carne,
algún día vendrán a salvarte “.

miércoles, 13 de marzo de 2013

A LA VIDA

Y el estrés del nuevo día,
la tristeza por la tarde
con mis plegarias no te valía,
mientras estos pulmones arden
que en tus manos fueron arte
ahora escapas ¡ Maldita !

Mi llanto logrará alcanzarte,
y allí, donde nadie te escuche,
mi mirada podrá forzarte,
a calzar los dientes en un estuche
a ver la vida que no podré darte

Y allá donde estés, más arriba,
estaré yo, luchando en la sima
de las nubes y fuego por encima,
 la luna en el horizonte me derriba

Delante de mareas y cimientos,
ciega y sorda en mi desarme,
ahógate en las carnes del lamento
tu nunca quisiste ayudarme.

Camina penitente de mis ojos
y merecida en mi mente,
porque ante castigos no me acongojo
ni en el murmullo de la gente.

Porque antes eras de mis penas
y ahora de mi orgullo,
ilusiones que fueron tu cena,
pero mi voluntad, castigo tuyo.

Y se que donde todo esta bien,
murió la crítica, murió el humano,
pero sumérgete en la pena y vive,
pues la flor que escribirá será tu mano.




No sabía como pero no se encontraba, estaba sólo, perdido en esa ciudad amurallada.  Aquel ingenio que antaño le acompañaba, que le ofrecía auxilio si así lo demandaba ya no estaba, desapareció. Lo sustituía esa habitual angustia, esa ya más que probada sensación de fracaso, cosa que tanto temía repetir Y se ahogaba en ese miedo. Deambulaba por las calles, rozando su palma con aquellas terribles fachadas, tan abruptas y tan frías, sin mayor consuelo que tener que mediar con el castigo de la soledad en su mente. Miraba la corona de los edificios, como si ellos fueran a ayudarle “No, no lo harán, deja de mirarlos, déjalos “. No sabe muy bien lo que buscaba, tal vez una salida, tal vez una solución, no lo sabía. Debía caminar, pues aquellas nubes negras le pesaban, de un momento a otro llovería y debía encontrar un refugio para resguardarse. La paciencia le acompañaba, le carcomía despacio llevándoselo a su terreno, donde allí, podrá transformarse en desesperación y lo devorará a su gusto. Pero a cada paso le respondía el siguiente porque aprendió de la peor de las maneras que el mejor de los caminos es el de luchar contra la suerte.

La hipocresía de aquellos escaparates jugaba en su contra, pues tenía que seguir atravesando calles y avenidas. Dobló una esquina y se permitió mirar atrás por ver que dejaba olvidado, pero al mismo tiempo que ejecutaba esta acción, uno de los edificios de esa misma calle reventó por las ventanas convirtiendo miles y miles de vidrieras en una simple llovizna de verano, sus muros, se abombaron hacia fuera tanto como pudieron hasta que reventaron y con un simple pero atronador estallido, cayó el último de los pisos, aquel que se permitía discutir con el sol cuando se dejaba ver, tras él, cayó el piso sucesivo y así sucesivamente, replicando al suelo el pecado de su altura con cada choque que se esforzaba en imitar la colisión de dos trenes. El edificio se derrumbó sobre sus propios cimientos, acumulando así su propio peso en ellos, y de esta manera consiguió desmoronarlos cavando su propia tumba en una considerable sima subterránea.

El resto de los edificios ni se inmutaron, al igual que la gente que pasaba por allí, como si ellos no hubiesen visto nada o simplemente querían ser indiferentes por un motivo u otro. Nuestro protagonista, ahora estaba asustado, se sentía dotado de un letal poder, capaz de destruir cualquier cosa, pero él, nunca lo quiso así. Y comenzó a llover. Una lluvia fuerte, intensa y furiosa, las calles fueron pasto de las miles de tumbas de las gotas, que después actuaron a modo de desfiladero. Él encontró refugio a diferencia de la lluvia, en un patio de cualquier edificio. Y allí esperó a que la lluvia cesase mientras las calles se hacían y lo atrapaban, mientras el frío mármol en el que estaba apoyado le combatía. Y allí esperó, sin importar quien fue o qué podría ser, simplemente estaba perdido, atragantado en la vorágine de asfalto y cemento tintado que adquiría una forma vertical ante sus ojos y un gusto amargo de derrota en el paladar.